Los Samadhi del Sábado – La edad de la razón
En estos primeros días de desconfinamiento parcial en algunas regiones del Perú, nuestra relación con respecto al tiempo y el espacio nos cuestiona.
¿Vamos a reanudar el ritmo frenético de la inmediatez sin sentido y la carrera hacia la satisfacción instantánea sin trascendencia? ¿Vamos a volver a caer en la trampa del Súper Yo que nos dio el mandato de «ahorrar tiempo» proyectando nuestras vidas en las quimeras tan esquivas como inciertas del mañana?
En estos convulsos tiempos de transición entre nuestras formas de ser y actuar del ayer y nuestra débil percepción de la magnitud de las consecuencias de la pandemia, ¿serán capaces de lucidez nuestros cerebros humanos, cuya especificidad es sin embargo la autoconsciencia y la posibilidad de anticipar?
Más allá de los excesos populistas y nacionalistas, ¿tendrán en cuenta los responsables políticos, los intelectuales y los electores el aumento de la desigualdad y el crecimiento de la pobreza en todas las sociedades? ¿Podrán los pueblos todavía libres crear nuevas formas de gobernanza capaces, a nivel mundial, de responder a los desafíos humanitarios, sociales y de emergencia para frenar el calentamiento global y proteger el medio ambiente?
Los pueblos, como los individuos, encerrados en las prisiones del pasado o en los espejismos del futuro no son capaces de tejer la información que permite que la representación del presente se desarrolle de manera oportuna.
Los niños pequeños, al igual que los animales, son capaces de percibir, pero sólo son capaces de representarse lo invisible cuando su desarrollo cerebral alcanza la madurez, alrededor de la edad de 6 a siete años. La edad antes llamada «edad de la sabiduría».
Para simbolizar lo que aún no está presente, para construir una convivencia más serena entre las naciones, para tejer los hilos de paz entre las culturas heterogéneas de la migración, para combatir la convergencia de los determinismos de la discriminación, ¿qué edad tendrá la humanidad mañana?