Los Samadhi del Sabado | Ep.7

Los Samadhi del Sabado | Ep.7

Los Samadhi del Sabado – El camino intermedio¿

Confieso que tengo visa de residente permanente en el Imperio del Feminismo por haber sido promotora y co-autora de «Perfil de la Mujer», el primer trabajo psico-sociológico-conceptual que en el Perú se ocupó de los cambios que deseaban y reivindicaban las mujeres en 13 aspectos de la vida en sociedad y la Ley, en los años ochenta.
 
Algunos cambios entonces expresados y productos de esa obra expuesta y difundida en Colombia y en el Perú, influenciaron los gobernantes y juristas peruanos que cambiaron el Código Civil luego del retorno a la democracia. No se logró todo lo que yo esperaba, pero algo es algo! Fue hace varias décadas… La Ley es siempre el último furgón del tren del cambio.
 
Hoy, veo con preocupación que vivimos una etapa de revancha femenina no tan sólo contra los abusos del machismo sino también contra el «hombre» como si no fuera una especie distinta con la que no tuviéramos la tarea común de compartir la educación de nuestros hijos.
 
Obviamente, el Ministerio de Educación de cada país tiene la obligación de impartir «instrucción» la cual no significa educación que se recibe en casa, en el hogar, del padre y los hermanos que aprenden a ayudar y participar en todo y de la madre que no diferencia géneros a la hora de cocinar o lavar los platos. Eso, que se llama «respeto por el Otro», también existe en la Escuela, pero no es su obligación. Es tarea de la familia, los medios de comunicación, la sociedad, la Municipalidad, el vecindario, la prensa, las asociaciones.
 
Leo con cierto espanto artículos de doctos intelectuales que aparentan culpar a todos los hombres del planeta por las injusticias eternas del machismo, a mujeres regias y empresariales de éxito que destapan los abusos que sufrieron cuando eran púberes, con el correspondiente desmedro de la autoestima de muchos varones probos que ya no saben si sonreírle, abrirle la puerta a una fémina o cederle el asiento sin ser culpados de acoso o abuso.
 
Obviamente, todo exceso de quien sea debe ser denunciado y sancionado en su debido momento, cualquiera que sea la víctima que debiera contar con los medios para que las denuncias no sean una vía crucis intolerable como desgraciadamente lo impone el sistema policial y jurídico peruano.
 
Algunos grandes Estudios de «abogados» (donde colaboran igual nombre de hombres y mujeres) deberían negarse a defender violadores consuetudinarios acreditados en empresas o instituciones de todos conocidos.
 
Pero al margen de esa violencia endémica sobre la cual cabe hacer muchas preguntas en cuanto a sus orígenes, en el Perú en particular, el destino de nuestra humanidad depende de varios equilibrios:
 
– la relación de las potencias industriales con el entorno para que nuestros nietos tengan agua y soporten el frío o el calor, y conserven las especies y el entrono que disfrutamos ahora
– la instrucción que les hayamos dejado para que encuentren soluciones a los problemas que desconocemos y que enfrentaran.
 
Si, en la búsqueda de estas respuestas, no logramos valorar y unir la capacidad masculina y femenina que existe dentro de cada uno de nosotros para enfrentar los retos que se avecinan, ¿habremos ganado un pleito y perdido toda la guerra?
 

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