Adicciones y dependencias – que entendemos
Qué entendemos por adicción? Otto Fenichel fue el primer psicoanalista en describir las adicciones de comportamiento como «toxicomanías sin drogas», o sea alteraciones de las conductas normalmente en armonía y aceptadas por nuestro yo consciente y los ideales de nuestra autoimagen.
Freud, en el análisis de la adicción al juego del «caso Dostoievski» señaló dos fases : la primera en la que el sujeto, a través de la ganancia, regresiona a una posición de omnipotencia infantil equivalente a la etapa edípica de la muerte imaginaria del Padre y la posesión de la madre, y la etapa siguiente en que frente a la realidad de la pérdida, se culpabiliza por querer transgredir los tabúes fundamentales y cuestiona el sentido mismo de su existencia, su derecho a seguir viviendo.
La dependencia a nuevos objetos de adicción (ludopatía, trabajo, jogging, internet, cyberadicción relaciones tóxicas, trastornos alimentarios) tiene en común con las adicciones a sustancias tóxicas que, aparte de eventuales factores hereditarios, los efectos en la personalidad del sujeto de la impronta de la infancia y especialmente las formas de apego precoz.
El apego del niño se establece, al inicio de su vida, con un adulto –generalmente la madre- que lo cuida y cuya presencia física y afectiva le genera seguridad. Este sentimiento se diferencia por ser de tipo «seguro»: si su madre se ausenta, aunque sienta temor, confía en que regresará para cuidarlo. El niño con apego «inseguro», ha experimentado, percibido o creído percibir que la madre podría no responder a sus expectativas o necesidades, vive la angustia del abandono eventual o imaginario y aparenta que la separación no le afecta mucho. En el apego ambivalente, el niño demuestra desesperación al separarse la madre, y una mezcla de contacto-rechazo cuando ésta vuelve.
(* Boris Cyrulnik : La Biologie de l’Attachement – Université de Lyon 2014)
Esta angustia última, podría explicar en parte el esquema de dependencia : el sujeto que opta por un comportamiento adictivo ha estructurado su psiquismo a partir de la falta y la angustia que marcaron su relación con el mundo afectivo y que lo siguen habitando, pero ahora, adolescente o adulto sabe cómo o cree saber encontrar el remedio a la pérdida. Construye su mundo en la forma en que el mundo lo construyó a sí mismo, lo percibe cómo fue preparado a percibirlo.
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