Los Samadhi del Sábado – «HOMO INTERNETUS»

La reciente reflexión de Gustavo Buntix sobre la inteligencia artificial y sus consecuencias sobre la condición humana me interroga, desde el enfoque psicoanalítico de la tecnología digital, sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el lenguaje, por lo tanto en el ser humano, su inconsciente y la construcción de su identidad como sujeto.
 
¿Está la generación inscrita en la cultura digital y totalmente experta en su uso en peligro de convertirse en marionetas del Ego? La revolución digital que destrozó las fronteras geográficas y sociales nos da la capacidad de la ubicuidad, una ilusión de omnipotencia, un papel como director de escenografía de nuestra realidad que, en lugar de permitirnos el distanciamiento sugerido por la auto- reflexión budista, parece animar a un gran número de usuarios a escribir sus vidas, eliminar lo que dificulta, trazar los contornos de nuestras vidas y rostros a través de Photoshop y Pic Studio para «imaginar», y «representarse» a sí mismos en el verdadero sentido del término, con los cuerpos, relaciones y vidas de ensueño.
 
La inteligencia artificial asume nuestras funciones cognitivas y nos encarcela en la dictadura de la dependencia de la mirada y la aprobación de los demás. También es cierto que las nuevas tecnologías nos permiten acceder a un número prodigioso de datos y a una cantidad de información que, bien gestionada y bien elegida, puede ser extraordinariamente útil. También es cierto que la mediación digital puede hacer que una situación sea menos angustiante entre dos sujetos cuando los cuerpos no están presentes. De ahí el sabor y a veces la adicción que un gran número de jugadores establecen en su relación con su «avatar» o doble digital.
 
Pero los investigadores que hablan de una epidemia silenciosa nos alertan sobre el hecho que las conexiones totales están interfiriendo en nuestras relaciones. «El otro» no es màs que parcialmente el objeto de nuestra atención: nuestra escucha selectiva, parcial, distraídamente captura las palabras y el contexto que las llevan, mientras tenemos un oído y un ojo conectados a nuestras pantallas.
 
Como el psicoanálisis lo demuestra, es a partir del Super Yo que podemos intentar resonar con las observaciones de la antropología y la sociología. Son los valores y diktats de la sociedad los que gobiernan el sujeto, incluso más allá de los impulsos del «Ello » o las estrategias del Yo.
 
La pregunta, por ende, parece ser : Dado que los valores determinantes que construyen el SuperYo del sujeto son los que interioriza desde su entorno social, a partir de los principios transmitidos por sus mayores, su entorno, su cultura, cuáles son los valores que gobiernan la sociedad que estamos construyendo?
 
La era de los «asistentes de voz» que se extiende por todo el mundo a la administración pública, al sistema financiero y comercial, con su procesión de dificultades para algunos, pero la reducción de desplazamientos y puestos de trabajo sin interés, también se convertirá en niñeras robóticas para niños dependientes de objetos sin resonancia emocional?
 
La privación de intercambios con interlocutores humanos reduce las habilidades motoras corporales del niño, su capacidad para concentrarse en una tarea, su aprendizaje del uso de las manos para el agarre, la imitación y el lenguaje corporal. En otras palabras: eso mismo que permite a los críos pequeños del hombre volverse verdaderamente humanos.
 
Marie-France Cathelat
Lima, 8 de Febrero de 2020