Los Samadhi del Sábado – «EL PRINCIPITO»
En la visita de los asteroides hecha por el Principito, este último se encuentra con un rey, «sentado en un trono muy simple pero majestuoso» que le explica que puede ordenar una puesta de sol porque, en su ciencia de gobierno, esperará que las condiciones sean favorables.
San Exupéry le presta al rey la sabiduría necesaria para exigir a cada uno tan sólo lo que puede dar, porque «la autoridad se basa ante todo en la razón», según él mismo dice.
De hecho, la etimología de la autoridad nos lleva al término latino que se refiere al autor, al creador, al que hace avanzar, que tiene la capacidad de inspirar, guiar e imponer límites porque protege e inspira la confianza de aquellos para quienes él o ella es el garante del interés público.
Durante siglos, la autoridad natural perteneció al más fuerte, luego al más evolucionado, adquirida durante mucho tiempo por derecho divino, parecía normal que los seres humanos se sometieran a quien veían como su creador.
La Ilustración sacudió las jerarquías para fundar un Estado secular capaz de reconocer el fundamento de los derechos y el ejercicio de las libertades individuales, para hacerlas compatibles entre sí y garantizar su ejercicio para todos, especialmente a las libertades de conciencia y expresión.
Los términos de referencia están cambiando, el planeta está girando más y más rápido y las calles de casi todas las capitales están pobladas por una marea humana cuya desconformidad moral tan sólo se iguala a la comodidad material a la que ha llegado un número de beneficiarios nunca antes alcanzado en la historia.
Se plantea entonces no sólo la cuestión de la desigualdad que, por injusta que sea, es inherente a la condición humana, sino que, más allá de eso, la humanidad, que parece rebelarse contra formas tan diferentes de autoridad en los cuatro rincones del mundo, busca resolver reclamos de calidad de vida, equidad, justicia o requiere una nueva forma de autoridad a las autoridades que tiene el privilegio de poder elegir en la mayoría de los países donde la tormenta retumba más fuerte?
¿Pide a sus gobernantes que sepan discernir las «condiciones favorables»?
O, en estos tiempos de globalización, de relaciones inmediatas, superfluas, efímeras y «kleenex», ¿hay un aliento que busca dar sentido a la vida, perseguir una espiritualidad pura porque libre y secular?
¿Está cambiando nuestra especie y está buscando el descubrimiento de nuevos planetas donde las estrellas puedan ser poseídas, como el Principito?
Marie-France Cathelat – Lima, 14 de diciembre de 2019
(*) El Principito- Antoine de Saint Exupéry-
Muy cierto . La realidad es cambiada por los apetitos inmediatos .
La velocidad por saciarse no le permite a los más jóvenes planificar a largo plazo.
Se exige inmediatez. Tolerancia cero e impaciencia.?