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Los Samadhi del Sábado – «SER HUMANO: SER SOCIAL»
El ser humano, desde el nacimiento, siente la necesidad de compartir, de expresarse, los niños necesitan ser adormecidos por el lenguaje, bañados en la lectura, rodeados de sonidos porque somos seres sociales cuya necesidad narrativa es eterna.
Antes del descubrimiento de la imprenta, la lectura era colectiva, al igual que los relatos de las tribus primitivas donde las tradiciones, costumbres, valores del grupo son transmitidos oralmente por los ancianos.
La narrativa, el lenguaje, las palabras eran una máquina cuyos elementos transmitían una cultura y un arraigo a la tierra, al país, al conjunto social que conformaba la nación.
Todos los eslabones de esta cadena parecen haber llegado a un punto de ruptura, de no retorno que deconstruye los Estados, la Iglesia, los sindicatos, los grupos políticos y los partidos.
Una especie de colapso universal de la vida social en el que el Estado de Derecho y la Ley se desarraigan de los valores de trascendencia que les permitieron desarrollarse.
Este fenómeno, cuya globalización tecnológica es a la vez fuente y consecuencia, afecta particularmente a adolescentes y jóvenes, en busca de modelos de identificación que ya no les son ofrecidos por su entorno familiar o cultural.
El bombardeo cibernético al que son expuestos los niños, desde su más temprana edad, tiene efectos irreversibles en su crecimiento mental y equilibrio psíquico.
La estrecha relación entre el tiempo de exposición a la pantalla y los signos de depresión, aislamiento y soledad está ampliamente demostrada por la investigación médica (*)
Los múltiples levantamientos y revueltas en todo el planeta en contextos socioeconómicos y culturales diametralmente opuestos, a menudo sin razón o propósito aparente, acaso no parecen decirnos que las respuestas buscadas por los actores del caos no están en las redes, sino en la construcción de nuevos valores basados en la capacidad de escuchar al otro, el diálogo y las interacciones auténticas?
Marie-France Cathelat 9 de Noviembre 2019
(*) Brian Primack – American Journal of preventive medicine – Universidad de Pittsburg
Elroy Boers.- Universidad de Montreal
Revista Australiana de Psicología
University College de Londres
Érase una vez unos adultos con corazón de niños que decidieron escuchar en el silencio de la tarde ….el bullicio de un barrio lleno de luz …color y picarones . Érase una vez un camino de ilusión y de alegría combinando el polvo de las calles con el ruido de las mototaxis donde aún se escuchaba xon el alma y el corazón el clamor de la gente necesitada Clama la mujer la dignidad robada en siglos de postergación y de letras muertas y de reportajes e historias eternamente empolvadas . Clama el niño la leche de la madre Joven con el alma muchas veces destrozada ….para escuchar como se escucha el viento junto al puente ya centenario cono se escucha la brisa del mar y el alma de los soñadores con el alma henchida de esperanza en el mañana