Los Samadhi del Sabado – «Proverbios Color de Rosa»
Un proverbio rumano dice que «se puede juzgar al hombre por su Nación, pero no una Nación a través de un hombre», este ejemplo de sabiduría popular viene a la mente sobre el incidente mediático de los «delantales rosados».
Sin duda, las intenciones más loables asisten la iniciativa de muchos responsables de la toma de decisiones y de la mayoría de los grupos de opinión en su piadoso deseo de que, cambiando el color del vestido, se cambie el comportamiento del que está de acuerdo en llevarlo. Sin embargo, la reciente revelación de terribles excesos eclesiásticos debería permitir establecer límites más justos entre la sustancia y la forma de nuestras sociedades.
Cada hipótesis es un ensueño, cualquier método una manipulación que permite modificar lo real, un camino que descubre una cosa oculta, si produce un cambio de mirada, el descubrimiento de lo reprimido. La historia de la renovación científica muestra que los innovadores son generalmente seres capaces de aportar una nueva perspectiva a una supuesta realidad inmutable incluso y especialmente si el pensamiento complejo que integra datos heterogéneos angustia mentes conservadores aferradas a estándares obsoletos.
Hoy en día, el trabajo de la epigenética demuestra que los cambios en la información hereditaria son reversibles cuando se modifica el medio ambiente.
Por lo tanto, el entorno no evoluciona mejorando sólo el verbo, modificando la recitación, porque cambiando el color del hábito, se evita la toma de consciencia real que es la única capaz de crear nuevos códigos relacionales, estableciendo otros en consonancia con nuestro tiempo y circunstancias para aprobar leyes consagradas en el aprendizaje impartido por la Educación nacional que les darían legitimidad social.
También se podría replicar que la idea cuando no es sorprendente acuna las conciencias de un ronroneo complaciente, y que los disfraces de carnaval son la levadura indispensable de la alegría. Pero cuando nuestra sociedad pide una profunda transformación de las percepciones, los roles y los comportamientos de los hombres hacia las mujeres, acaso sea necesario para modificar nuestra mirada, seguir el consejo del poeta César Vallejo y «cambiar las gafas en lugar de cambiar el ojo «.
El enfoque del libro «Diario violeta de Carlota» de Gemma Lienas confirma esta percepción.
Frente a hombres de todos los rangos, color, experiencia profesional, vestidos con delantales rosas,( ¿ una vestidura de asistente médica o niñera podría haber sido más apropiada frente a las estadísticas nacionales de abandono paterno y falta de atención médica?) el tema que venía a la mente entre quienes venimos abogando durante varias décadas por la igualdad de oportunidades y derechos para las mujeres en el Perú y en todo el mundo fue «Te conozco bacalao», aunque vayas disfrazado.
La igualdad nace del respeto y el compañerismo, no es un delantal, es un convencimiento interno en el deseo de caminar juntos para realizar un proyecto común, sea de vida, trabajo, o país. Nace de la proyección de sí que los Padres y tutores de crianza y maestros inculcan a los niños, de los mensajes de los medios culturales y de comunicaciones, de lo que se lee porque alguien lo escribió en las redes, de las imágenes que construimos de nuestro cuerpo , nuestro espacio vital, nuestra misión de vida.
El talento y la sensibilidad de Susana Baca no han dejado de cantarnos las palabras de Alejandro Romualdo durante 30 años:
«Si pintaras mi país color de rosa
Serías un gran pintor para ellos
Si tus pinceles pasaran sobre mi país,
con el color de los sueños (…)
de los sueños color de rosa
y la tierra robada, color de rosa
y mi casa y mi corazón, color de rosa
serías un gran pintor para ellos.
Pero no pintes con un solo color de rosa
Las llagas de mi país.
Deja que tus pinceles pasen sobre mi país
ásperamente, como los vientos de la sierra, (…)
Color de fuego,
Color de batalla,
Color de esperanza.
(Fuente: Poema “Color de Rosa” autor: Alejandro Romualdo)