Los Samadhi del Sabado – ¿Existe el destino?
Aparentemente, nadie escoge el dolor, la enfermedad, el conflicto o las situaciones disfuncionales. Sin embargo, en diferentes grados, todos experimentamos episodios de sufrimiento.
Esta hermosa computadora que es nuestro cerebro humano tiene la función esencial de resolver problemas y a menudo lo hace maravillosamente. Pero esta función cuando ocurre en forma inconsciente, es decir, cuando pensamos sólo con la «mente computarizada» de los datos registrados del pasado, nuestras decisiones están condicionadas. La mente entiende sólo lo que registra y conoce, se adhiere a los datos del pasado, porque no puede controlar lo desconocido y por lo tanto siempre tiende a recrear lo que ya sabe.
Sólo la conciencia despierta en el “aquí y ahora” del momento presente puede detener el flujo de pensamientos lógicos de nuestra mente e interrumpir la secuencia entre el pasado y el futuro. La aparición de nuevas experiencias creativas, las infinitas posibilidades de las diferentes soluciones sólo pueden ocurrir en la observación del vacío mental, este espacio despejado de la razón y las relaciones de causa y efecto.
En la medida en que permanecemos sujetos a nuestra mente, repetimos los patrones y comportamientos que él nos propone y que son, por lo tanto, los que conoce, es decir, aquellos que son los escenarios emocionales del pasado, con su carga de temor, conflicto, de lo ya visto, ya vivido.
El origen de la mayoría de nuestros sufrimientos proviene de nuestra identificación con el escenario mental del pasado. Acumulamos un montón de resentimiento hacia nuestros padres, nuestros socios, nuestros hijos que, según nuestra lógica, deberían haber hecho o no hecho lo que creemos que tenían la opción de hacer. En realidad, el acondicionamiento mental ciertamente manejó tanto sus vidas que tampoco tuvieron opción.
El pasado sólo tiene el poder que le otorgamos. Es accediendo al espacio del momento presente que logramos que el pasado sea impotente e incapaz de condicionar nuestra vida.
Llevamos las consecuencias del sufrimiento derivado de situaciones que creamos de acuerdo con nuestra experiencia pasada, razón por la que volvemos a caer en las mismas trampas, con otros socios, en otros países, bajo otros cielos, los escenarios de sufrimiento se repiten mientras permanecemos pegados, identificados con nuestra mente.
Pero, ¿somos el actor del guion o el director de la película? ¿Es nuestra identidad el ego que está debatiéndose o es la presencia que, más allá de las emociones y las repeticiones de nuestros pensamientos, observa?
¿Somos la persona que, en sueños se ve como una mariposa y al despertar se pregunta si ella es la persona que soñó o si ella es realmente una mariposa?
El pensamiento lógico de nuestra mente existe para resolver nuestros verdaderos problemas de supervivencia, pero es sólo accediendo al poder del “aquí y ahora” en el momento presente que tocamos la esencia radiante de nuestro Ser.