Los Samadhi del Sabado – Hablar para entenderse, Escribir para descifrar
El ser humano ha evolucionado a través del tiempo, mediante el dominio de herramientas de poder sobre la naturaleza, la materia y los elementos: fuego, hierro, agua, madera y aire.
Enviamos satélites al Universo, pero nuestros diálogos ya no son mirándonos a los ojos sino a través de pantallas cada vez más sutiles y sofisticadas. Y no siempre logramos amaestrar nuestras emociones cuando escribimos un mensaje, un chat, un correo. El papel aguanta todo. La pantalla táctil es una esponja. En la práctica clínica, más matrimonios se deshacen por Wapp que por adulterio, aunque una cosa no esté obviamente separada de la otra.
Según el INSE 20% de las parejas se separan luego de 5 años de convivencia y 27% después de 10 años, y la mitad de las personas entre 26 y 65 años han formado una nueva pareja en menos de dos años después de separarse.
Pero acaso es indispensable cambiar de pareja para vencer la rutina cotidiana, el tedio y reencontrar un proyecto de vida, compartir ilusiones y reinventar el dialogo de los sentidos y los sentimientos?
Cuando surge la incomunicación en una pareja, es signo de fracaso por no decir de colapso.
A menudo, se debe a una percepción diferente de expectativas no enunciadas por temor a la crítica o al rechazo. Otras veces, las frustraciones y temores de la infancia provocan el bloqueo de nuestros deseos, acompañado por la más utópica de todas las certezas: «si mi quisiera, (él o ella) sabría lo que me gusta…»
En esos casos, el optar por poner negro sobre blanco en una hoja de papel el motivo de lo que no has herido, lo que no entendemos o nos asusta es una de las mejores maneras de resolver el conflicto. Funciona por la sencilla razón que cuando trasladamos de la vorágine de nuestro mental el meollo de nuestro conflicto, lo que nos hirió, lo que el otro pareció no escuchar, nuestra mente se detiene antes de escribir, toma el tiempo necesario para observar lo que realmente sentimos. Evalúa el peso y el significado de lo que escribe y, de repente, lo borra o lo escribe en otros términos -para no ofender-para no herir por segunda vez-para descifrar lo que el otro (a) quiso decir o expresar y no alcanzó o no pudo hacerlo.
La solidez de una pareja nace del deseo de compartir un proyecto de futuro, pero también del entendimiento que las diferencias en el funcionamiento hormonal de nuestros cerebros, sumadas a los aportes culturales y sociales inducen percepciones distintas en las funciones de los aspectos masculinos y femeninos de nuestro ser. Frente a cada situación, y al margen de toda opción sexual, tenemos reacciones instintivas que, desde las cavernas, tienden a ser complementarias cuando se establecen códigos de comprensión. Pero al igual que en un navío o en una empresa, si las partes no se comunican a tiempo para fijar el rumbo y las metas, si no comparten un mismo ritmo de acción, un mismo lenguaje psicológico y afectivo, si olvidan negociar sus propósitos y espacios íntimos, la tempestad es predecible y la zozobra inevitable.
Hablar para entenderse a sí mismo y al otro, para percibir nuestros deseos profundos, develar nuestros temores, reconocer nuestras fuerzas: tarea difícil que sólo puede cumplir la voz del corazón humano.
(Encuesta INSE Francia 2016)