Los Samadhi del Sabado | Ep.9

Los Samadhi del Sabado | Ep.9

Los Samadhi del Sabado – El sabor secreto de Lacan en la sazón de Gastón

Jacques Lacan causó un revuelo mundial cuando declaró que amar: «consiste en dar lo que no se tiene», evocando la fusión ilusoria e inconsciente del niño con el paraíso perdido y el subsiguiente impulso de reencontrar dicho Edén en la frustración o la construcción del amor que percibe en la mirada del Otro.
 
Por fin, después de 25 años, la Alianza francesa logró convencer al artífice del boom de la gastronomía peruana que nos revelara aspectos de su infancia, su estadía en Paris y su vocación de reconciliar las múltiples facetas de dicha cocina. Es decir, el proceso a través del cual Gastón Acurio consiguió transmutar el desamor que, desde la Conquista, no había dejado de habitar a los peruanos por sus propios recursos y capacidades por esa ternura compartida que alimenta hoy la certeza de la valia del mestizaje cultural. Un larguísimo y empinado recorrido en el que el éxito retroalimenta el prolijo estudio y uso de los saberes ancestrales, el respeto por el talento propio y ajeno, el convencimiento que competir se conjuga con compartir.
 
En el Imperio descuartizado por luchas fratricidas como era el Perú de los finales del ochenta, sembrar el credo que la mistura de razas, gustos, sabores es el ingrediente secreto para la mundialización de la marca Perú es una de las muchas revoluciones que emprendió Gastón antes de formar brigadas de legionarios dispuestos a compartir lo que parecía un sueño de opio en una Lima colonizada por la reverencia a lo blanquito, lo importando, lo afrancesado, y el desprestigio y el escepticismo por lo propio, lo autóctono, lo regional.
 
Es en su percepción determinada y contagiosa de la necesidad de entrar y valorar el mundo del otro, en su capacidad de priorizar el encuentro intercultural, en su apertura y reconocimiento de la infinitud creativa propia y ajena que Gastón revela, crea y contagia una peruanidad integradora, respetuosa y trascendente.
 
En el mundo competitivo y mercantilizado que habitamos y que desconoce el respeto al entorno, la protección de la naturaleza y el valor de la gratuidad, saber que una persona capaz de crear 50 restaurantes en este planeta y una Escuela en medio del desierto es también un peregrino de Lacan en busca del paraíso perdido de todas las infancias es una luz en la oscuridad.
 
Gracias, Chef, por dar sentido a la alianza entre lo aparentemente distinto, valor a lo diferente, reconocimiento a la técnica y el refinamiento, pero gratitud a lo esencial, lo natural, lo tradicional del Peru que seguiremos transformando y reinventando entre todos.
 

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